A Haley Parke, de Estados Unidos, la vida le dio un gran regalo, al saber que estaba embarazada, pero al mismo tiempo estaba luchando, pues a su esposo con cáncer le habían dado un máximo de seis meses de vida.
Al ser admitido en el hospital por una emergencia, los médicos le dijeron que esa esperanza de vida se había reducido drásticamente a unos pocos días.
“Como faltaban 3 semanas para la fecha de parto de nuestro segundo hijo, mi marido y yo sabíamos que pedir una inducción era lo correcto”, narró Hayley en un post de Facebook que se volvió viral.
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“Le di un beso de despedida a mi dulce marido y le dije que fuera fuerte y que aguantara por mí y por el bebé; me dijo que lo haría. Comenzamos el proceso de inducción el miércoles por la noche con la esperanza de un parto rápido”, dijo. Pero esos planes cambiaron en un instante cuando un equipo de médicos le informó que JB estaba empeorando rápidamente y que su partida era cuestión de unas pocas horas.
Su esposo con cáncer tuvo la oportunidad de conocer a su hijo
“O se hacía una cesárea en ese momento, o JB no tendría la oportunidad de conocer a nuestro hijo. Sin ninguna duda, dije “Vamos” y así lo hicimos. En cuestión de un minuto, literalmente, estaba en el quirófano, y 20 minutos después, nuestro hijo había nacido. Me lo entregaron para que le diera un beso rápido, y luego un equipo de médicos y enfermeras lo subieron dos pisos y lo colocaron en el pecho de su papá”, afirmó la madre.
“¿El milagro de todo esto? Cuando se colocó a nuestro bebé en el pecho de JB, sus constantes vitales mejoraron al instante. También reconocía que nuestro hijo estaba allí haciendo pequeños movimientos de cabeza y dulces gemidos”, aseguró Hayley, que, tan pronto como recibió la sutura, fue puesta en la misma habitación junto a su esposo con cáncer. “Tomó sus últimas respiraciones con nuestro hijo en el pecho y mi mano en la suya”, declaró.
“Algunos llamaron a mis acciones valientes y heroicas. Yo lo llamo simplemente amor. Actué por amor. Confié en Dios, en que esto formaba parte de su plan, e hice lo que tenía que hacer, por amor, para cumplir el último deseo de mi marido”, escribió.
Hasta el momento de la inducción, la pareja no tenía un nombre para su bebé, pero tras lo sucedido, no hubo dudas de cómo iban a llamarlo: John Beeson Parke, “JB”.