Algunas familias son enormes y están formadas por varios hijos de diferentes madres y padres, que se mantienen unidos a lo largo de la vida. Ese es el caso de los hijos de Marc Anthony, quien tiene seis chicos, cinco biológicos y uno adoptado.
El salsero tiene una hija mayor llamada Arianna, una joven de 26 años que tuvo con una mujer policía en Nueva York, de nombre Debbie Rosado.
La relación no continuó, pero hasta el día de hoy, Marc se mantiene siendo un padre fenomenal para su hija. Siempre ha sido muy protector de ella y su privacidad, así que no suele exponerla en público. Ella nació el 26 de junio de 1994 y tiene interés en la actuación y tiene un hermano mayor llamado Alex, a quien Marc adoptó como suyo y le dio también el apellido Muñiz.
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Los siguientes dos hijos de Marc Anthony son Cristian y Ryan, que provienen de su matrimonio en el año 2000 con la Miss Universo Dayanara Torres.
Pero en 2004, un huracán llamado Jennifer Lopez llegó a la vida de Marc Anthony, y este terminó su relación con Dayanara y se casó de inmediato con ‘La Diva del Bornx’, con quien tuvo a los gemelos Max y Emme, que actualmente tienen 13 años.
Jennifer y Marc estuvieron juntos durante siete años, y en 2011, decidieron divorciarse. Sin embargo, mantienen una relación unida para criar a sus hijos y se les ha visto compartiendo en múltiples oportunidades después de su ruptura.
Los hijos de Marc Anthony son prioridad para él
Marc también ha estado presente en los momentos importantes de la vida de sus hijos, desde graduaciones hasta vacaciones, cumpleaños y felicitándolos en todos sus logros. Incluso se deja pintar las uñas con Emme.
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Y aunque están unidos, la paternidad ha tenido sus retos. “Gracias a Dios todos mis hijos saben que su papá no lleva un tren de vida de 9 a 5, que mi trabajo me lleva a estar fuera de casa por mucho tiempo. Pero siempre hacemos el esfuerzo de pasar tiempo juntos durante mis breaks lo más que se puede”, expresó.
En otra conversación, declaró: “La única cosa de la que me arrepiento es que lo que elegí hacer absorbe mucho mi tiempo… Lo que hubiera dado por ser un padre que pasara más tiempo en casa y presenciar cada segundo de la vida de mis hijos. Me hubiera encantado hacer eso. Pero no pudo ser de otra forma”, confesó.
Y como todo padre, a veces siente un poco de culpa. “Es una de las cosas que me vienen a la mente. Fue un sacrificio enorme. Y, de pronto, empiezo a cuestionarme si todo valió la pena”, dijo.