La Asociación Americana de Pediatría pidió a los padres no dar nalgadas ni recurrir a ninguna otra forma de castigo físico para imponer disciplina.
“El cambio de orientación se debe a una mayor conciencia de los riesgos del castigo corporal para el desarrollo normal del niño. El castigo corporal puede provocar un círculo vicioso de escalada de mal comportamiento y castigos más severos”, explica la publicación de la asociación.
Los niños que experimentan el uso repetido del castigo corporal tienden a desarrollar comportamientos más agresivos. Experimentan mayor agresión en la escuela y un mayor riesgo de trastornos de salud mental y problemas cognitivos. Además, los pediatras citaron que el castigo corporal está ligado al desarrollo de trastornos de conducta en los adolescentes y la depresión.
También señalan que han detectado cambios fisiológicos en los cerebros de los niños sometidos a abuso físico, como menos volumen de materia gris en la corteza prefrontal y elevados niveles de cortisol, la hormona del estrés.

Entre los padres que privilegian el dar nalgadas u otras formas de castigo físico, se encuentran quienes sufren depresión, abusan de sustancias o tienen problemas económicos.
Dar nalgadas y maltratar no es el camino
Psicólogos consultados por Buzzfeed amplían el abanico de daños que dar nalgadas o el castigo corporal puede causar en los pequeños: “hemos visto un desarrollo cognitivo deficiente, como dificultad para concentrarse, pensar y planificar. Mala regulación emocional, mala resolución de conflictos personales y otros resultados desadaptativos y problemáticos”.
Los niños castigados físicamente tienden a “internalizar los trastornos de la depresión y la ansiedad. También externalizan los trastornos como la agresión, los problemas de control de impulsos, los problemas de ira y otros problemas que infringen los derechos de los demás”.
Esto se extiende a sus relaciones con quienes los cuidan. Los niños maltratados o con los que se usa disciplina física, tienen una mayor tendencia a no confiar en sus cuidadores y a ocultar sus problemas de ellos.
Y con respecto a quienes fueron maltratados y consideran que “han salido bien” los especialistas aclaran que una persona se sienta bien no quiere decir que sea el caso de la mayoría. De igual manera afirmaron que habría que evaluar que tan “bien” se encuentran estas personas.
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