Los niños son sumamente curiosos y eso lo saben todas las madres o personas que han visto crecer a algún pequeño. Sin embargo, unos van más allá con sus travesuras y se animan a hacer cosas que definitivamente harían explotar la cabeza de mamá. Por ejemplo… ¿Qué haces tú si ves a tus hijos comer gusanos a escondidas?
Eso le pasó a una madre quien agarro ‘in fraganti’ a su hija mientras comía estos animales invertebrados. La sorpresa mayor se la llevó al seguir investigando pues se enteró que su sobrino y un amigo del niño también los comían.
Te puede interesar: La maternidad no siempre es glamurosa y estas celebridades lo demuestran
El tema de llevarse todo a la boca es muy común en los niños, especialmente en los más pequeños que están descubriendo todo lo que los rodea. Ese detalle es completamente normal y hasta forma parte de su desarrollo infantil.

Ahora bien, al ir creciendo los papás deben estar pendientes de sus hijos para que no inventen y comiencen a comer piedras, arena o gusanos. Sobre todo porque esas sustancias no nutritivas pueden causar un riesgo en la salud del menor.
Madre se sorprende al descubrir que su hija no tiene miedo de comer gusanos
Emma Brand es una agente de policía de Reino Unido, específicamente de Liverpool. Esta mujer de 43 años descubrió que su hija Felicity, de 3 años, le gusta comer gusanos en secreto. Lo más curioso es que la pequeña en lugar de negar todo, confesó su travesura ante una cámara que la estaba grabando.
¿Dónde consigue una niña de 3 años esos animales? En un comedero que su mamá colocó en el jardín para los pájaros. Claro que la oficial nunca se imaginó que esa acción serviría para que su hija se sintiera interesada por el ‘supuesto manjar’.

La historia no terminó en ese momento pues Emma decidió estar muy pendiente de la situación y descubrió el origen de todo. Comenzar a comer gusanos empezó como una apuesta que involucra también a uno sobrino de la oficial y un amigo del niño. Ellos, de 6 y 5 años, dijeron que la decisión de comer más gusanos era porque estaban muy buenos.
Los pequeños comentaron que les gustó el sabor y la textura de esos animales. Además, compararon el sabor con el de unas deliciosas papas fritas.
Esta historia para algunos puede ser chistosa pero también invita a que los padres estén muy pendientes de sus hijos y eviten riesgos innecesarios.