Christina Ricci está disfrutando el hecho de ser madre por segunda vez a los 41 años, una edad que hasta hace poco era considerada demasiado riesgosa o “demasiado tarde” para dar a luz a un bebé.
Recordada principalmente por su papel de ‘Merlina’ en ‘Los locos Addams’, la actriz ha recorrido un largo camino desde esos años y ahora se dedica principalmente a papeles pequeños y al cuidado de su familia, después de padecer la experiencia de un divorcio difícil.
“No me había dado cuenta de cuanto debía crecer y lo mejor que podía ser, y mi matrimonio y mi hijo me han hecho realmente mejor”, decía en una entrevista en 2017, a cuatro años de casarse y cuando su hijo tenía tres años. Desgraciadamente, esa relación terminó muy mal, y Christina tuvo que pedir una orden de alejamiento de su pareja de esa época, James Heerdegen.
La actriz aseguró que los maltratos llegaron a un punto en que temió por su vida y decidió dejar esa relación. Estuvo enfrascada en una batalla legal con su exmarido, hasta principios de 2021, y terminó obteniendo la custodia total de su hijo mayor, Freddie.
“Quiero tener éxito por él. Mis elecciones importan más”, subrayó la eterna ‘Merlina’, quien ha tratado de desligarse de su imagen de chica gótica que la ha acompañado toda su carrera, cimentada en papeles con toques macabros. Además de ese papel en su niñez en ‘Los locos Addams’, también participó en ‘Casper’, una película de fantasmas, ‘Sleepy Hollow’, de Tim Burton, y luego protagonizó a la oscura ‘Lizzie Borden’.
El nuevo comienzo de Christina Ricci
Ahora, a 31 años de ‘Los locos Addams’, tiene una relación con el estilista Mark Hampton, con quien tiene a la recién nacida Cleo, y sigue embarcada en sus papeles “extraños” que se han convertido en su gran fortaleza. Sin embargo, no todo el tiempo fue así. Christina asegura que pasó momentos duros tratando de encajar en el estereotipo de actriz de comedia romántica que domina la industria del cine.
Pero ella sabía que era diferente y que esos papeles no eran para ella. Así, ha buscado personajes con matices. La madurez le ha permitido entender que esas mujeres catalogadas como “locas” en realidad son interesantes y sus historias merecen ser contadas.
“Cuando era adolescente, leía biografías de mujeres famosas, y siempre parecían tener estas crisis mentales y tenían que ir a un manicomio. Estaba obsesionada con esto cuando era niña. Como, “¡Wow, es realmente loco que las mujeres se volvieran locas todo el tiempo!” Eso es lo que pensaba. Cuando crecí, me dije: “Oh, no, ella sólo estaba teniendo una reacción normal a su vida, pero no se le permitió expresar la rabia, no se le permitió expresar la infelicidad”, relató.
Así que está feliz de poder embarcarse en retos profesionales que le permitan retratar esa realidad. Y cuando sale del set, es la mejor madre que puede ser para sus dos hijos. “Estoy feliz”, concluyó.