Reino Unido hizo historia el primero de enero de 2021 al abolir el impuesto de 5% sobre productos de higiene femenina, que encarecía estos ítems y dificultaba el acceso de las mujeres a ellos. Pero, además de este tipo de gravámenes, las mujeres padecen el impuesto rosa. ¿Sabes qué es?
El impuesto rosa o ‘pink tax’ es un fenómeno basado en la discriminación de género que se produce cuando un mismo artículo tiene un precio más alto si es destinado a mujeres. Es una forma de llamarlo, no es un impuesto legal.
De acuerdo a una investigación del Departamento de Asuntos del Consumidor de Nueva York realizada en 2016, en el 42% de los casos las mujeres pagan más que los hombres por los mismos artículos. Un ejemplo claro es que los champús para las mujeres son 48% más caros que los mismos productos dirigidos a hombres.
Este impuesto rosa se observa también en afeitadoras, y otros bienes de consumo que son iguales en sus funciones y en los que solo se cambia el empaque.
Los productos dirigidos a los hombres, además de ser más económicos, tienen aromas definidos y colores neutros, en una paleta de colores que va del negro al azul, el blanco o el marrón. En el caso de las mujeres, los colores más utilizados son rosa y morado.
El estudio encontró que las rasuradoras son 11% más costosas si son para mujeres. Los juguetes para niñas son 11% más costosos que los dirigidos a varones. Hasta los jeans de mujeres cuestan 10% más que los masculinos.
Incluso en el área de servicios, el mismo estudio neoyorquino encontró que mandar a la tintorería un blazer de mujer cuesta 12$ y el mismo servicio para uno de un hombre cuesta 8$. ¿Cuál es la base de esa diferencia de precio?
Hay precedentes legales para prohibirlo
Esta situación generó que en octubre de 2020 Nueva York sentara precedente y prohibiera de forma legal que los artículos que tienen el mismo propósito, composición y características se comercialicen más caros para el público femenino.
Adicional al impuesto rosa existe el impuesto del tampón, como el abolido en Reino Unido. Se trata de impuestos reales de venta aplicados a productos como tampones, toallas sanitarias y similares artículos de higiene femenina.
Esto pasa aunque la menstruación es un hecho natural e inevitable. No es un lujo, no es una opción, y amerita cuidados especiales.
Mientras tanto, otros objetos como armas de fuego o vino para cocinar están exentos de impuestos en diferentes zonas de Estados Unidos, reseña Healthline.
Aunque se han hecho avances, estos impuestos se mantienen en muchas partes del mundo. Los países clasifican estos artículos femeninos como objetos de lujo y le aplican gravámenes. ¿Cuánto pagas por tú por estos productos de primera necesidad?